LA CONFUSIÓN DE LA SUBJETIVIDAD

Dentro del comportamiento humano se evidencia poca coherencia entre el pensar y el actuar, debido a diversos factores que intervienen en el momento que se realiza el proceso mental para determinar el enfoque mediante el cual se percibe la realidad.

El afán de encontrar sensaciones de tranquilidad conlleva al desarrollo de métodos y estrategias que faciliten la estructuración de una ruta determinada a partir de la información que se encuentra almacenada en el cerebro.

El ego es el factor clave en el momento en que se percibe una idea diferente al enfoque mental propio de cada individuo, de tal manera que el ser considere su idea como una verdad absoluta, restándole importancia a las opiniones de los demás conllevando a la discordia.

La subjetividad ha permitido la imposición y la categorización de pensamientos como un conjunto de ideas que se apoderan del individuo, al hacerle creer que son auténticas y que nadie más las va a poseer, por lo tanto se ha sobrevalorado el concepto de originalidad con el fin de fomentar la concepción de un propósito individual, lo que conlleva al crecimiento de las sociedades divididas y en discordia.

La necesidad de darse a conocer como una persona razonante ha conducido al ser a estructurar su mente en torno a la posible verdad que puedan perseguir sus ideas, y de esta forma persuadir el pensamiento de los que lo rodean, para así conseguir su objetivo: Alimentar el Ego. La prepotencia se desarrolla a partir de la sensación de superioridad que produce la posibilidad de ser considerado como un portador de argumentos coherentes, por lo tanto en un eventual encuentro entro dos individuos con ideas diferentes, y dependiendo de la medida en que el ego se haya desarrollado en cada uno de ellos, podría presentarse una discusión en donde dos “verdades Absolutas” sean válidas e invalidas al mismo tiempo. En este orden de ideas cabe resaltar que cada quien es portador de su verdad y que todas las verdades merecen respeto en la medida en que tengan sentido, por lo tanto es necesario aprender a tolerar puntos de vista diferentes y aceptar que nadie es poseedor de una verdad indiscutible. La adopción de modelos de vida convencionales posibilita el desarrollo de pensamientos enfocados al individualismo, por lo tanto hoy en día podemos observar como las sociedades se han dividido y han entrado en discordia debido a la concepción de ideas como verdades absolutas.

En el momento en que la sociedad aumente su nivel de tolerancia, se facilitara el planteamiento de ideas orientadas a conseguir un propósito colectivo, en donde la base se constituya a partir de lo que debería ser el hilo conductor de la humanidad: La solidaridad.

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